La inocente
A Celia siempre le estaban gastando bromas, porque era una
niña bien, y rica. Se aprovechaban de ella, se reían... Su mote era “La bien”
Ella tenía una sola amiga, Lucia. Andaba siempre con ella porque delante de
Celia se portaba bien, pero en realidad era el cerebro de todas las bromas
pesadas porque la odiaba, solo estaba con ella porque sus padres eran
millonarios.
Un día, antes de entrar a clase, vio a Lucia por el cristal
de la puerta, estaba ayudando a preparar una broma, es más, no estaba ayudando
Lucia a los compañeros, sino que los compañeros la estaban ayudando a ella a
preparar la broma, eso a Celia la destrozo por dentro:
-¡¿Mi mejor amiga también?! ¿Es una de ellos? ¡No quiero
saber más de ella! ¡La odio!
Desde entonces empezó a ser rebelde su mote cambio por “La
chica”.
Todos le tenían miedo, no tenía amigos (tampoco los quería),
pero por lo menos la respetaban.
Un día, recordó como la trataba la gente antes de que se
convirtiese en la chica, y le entraron ganas de vengarse de todos.
En un arrebato de locura, cuando estaban todos en clase,
Celia pidió ir al baño. En ese momento, desde delante de la puerta de clase
hasta la salida, por todo el pasillo, fue dejando gasolina que tenía en una
botellita escondida en el bolso de la chaqueta, junto con un paquete de cerillas. Al llegar a
la salida, encendió una cerilla y la echo en la gasolina, todo el colegio empezó
a arder. Algunos niños histéricos, se tiraron por la ventana, otros no tuvieron
valor a hacerlo y se murieron alcanzados por las llamas.
A Celia la metieron en un reformatorio, cuando salió volvió a
ser la niña bien por fuera, pero por dentro seguía siendo la chica.
Para Celia, la niña de mis ojos, te amo lentillitas.